Amigos que nos visitan frecuentemente, aquí les colgamos un artículo de los catedráticos, en la cual evaluan su lucha.
Estimados colegas, les reenvío un importante artículo publicado por León Trahtemberg, Profesores Principales (cada vez menos) o contratados (cada vez más) en el cual muestra como el mercantilismo ha invadido el sistema universitario norteamericano, y que esa misma política se quiere implementar en nuestro país por el gobierno aprista.
Como podemos ver la defensa de la universidad pública no es un cliché o un simple eslogan que agitamos en nuestras movilizaciones y documentos; sino una realidad y un compromiso que todos los docentes debemos asumir. Sin embargo, a pesar de estas reales amenazas, es penoso ver que colegas nuestros sin el mínimo respeto a nuestra lucha insisten en boicotearla convocando a los estudiantes a clases, cada quien con sus propios argumentos, desde aquellos que dicen que no están de acuerdo con la huelga porque son “estrictamente académicos”, hasta aquellos que dicen que no pueden perder tiempo “…porque en el verano soy full Huanchaco…”, y otros que dicen “…mi nivel académico y social no me permite rebajarme a ser parte del griterío de calles y plazuelas…”
Es patético comprobar que así como la humanidad ha pasado de la primitiva etapa de recolección de frutos a la superior etapa de la agricultura, en la que el hombre descubre los beneficios del trabajo, todavía hay colegas hombres y mujeres que no han evolucionado en su compromiso social, y al igual que los primitivos recolectores, siguen estirando la mano para descolgar, sin mostrar la más minina consideración ni vergüenza, fácilmente los frutos que sus hermanos siembran con sus luchas en calles y plazas.
No es sobre hombros de pusilánimes, no es sobre hombros de oportunistas, de desleales y traidores sobre los que los pueblos han escrito sus páginas de gloria, sino sobre hombros de hombres sencillos y probos, que con el ejemplo de su compromiso en la lucha se ganaron un lugar en el corazón de los pueblos y en la historia de la humanidad.
Por eso, que así como la historia registra Felipillos y Pardos, también registra a un Cahuide, Manco Inca, Túpac Amaru, Cáceres, Grau, Bolognesi, Saúl Cantoral, Pedro Hullica, y entre los docentes universitarios, a José Aznarán y Javier Alarcón y muchos más.
¡Ya la selva estuviera en manos de las voraces transnacionales sino hubiera sido por nuestros heroicos hermanos, que en ningún momento se amedrentaron ante el despliegue de fuerza de la represión aprista!
Hoy escuchamos voces que, en nombre de la UNIDAD, piden convocar a aquellos que se han desagremiado de nuestro sindicato, dirigiéndoseles una “amabilísima carta” en la que les invoquemos a sumarse a nuestra lucha (como sino fuera también de ellos), que les ofrezcamos que no sufrirán descuentos por inasistencias, y otras ofertas más.
¿Debemos creer que con estas políticas elevaremos la consciencia sindical, el compromiso de clase, la solidaridad, el respeto?. Sin caer en ningún tipo de sectarismo, no debemos olvidar que hay sumas que restan; que nuestro sindicato es un frente único, en el que no hay categorías docentes, que todos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, que aquí nos miramos de igual a igual, que igualmente podemos elegir un profesor jefe de prácticas como a un profesor principal como Secretario General.
No desesperemos por la insuficiente participación de nuestros colegas en las acciones de lucha; trescientos espartanos premunidos de una imbatible fuerza moral lograron contener un inmenso ejército de esclavos y mercenarios, y sólo fueron vencidos en las armas por una traición. Pero la victoria que obtuvieron sigue y seguirá resonando en las mentes de todos aquellos que saben que a pesar de la fuerza física no los acompaña, la inmensa fuerza de la razón asegura la victoria final. ¡Nuestra lucha está acompañada de la fuerza de la razón, la justicia y la legalidad!
Hay tiempo para todo. ¡Hoy es tiempo de luchar, pues luchemos! Que nuestra lucha sirva para proveernos de condiciones para estudiar, para investigar, para proyectarnos eficazmente a la comunidad, de acercarnos a nuestros pueblos en una tarea común y solidaria de ayudarnos a desarrollar nuestra humanidad en un clima de paz, justicia y respeto. NO debemos reducir nuestra lucha a la escala economicista de la homologación solamente para tener mejores sueldos, sino como la oportunidad de tener mejores recursos que nos ayuden a impulsarnos ser mejores.
¡VIVA LA HUELGA NACIONAL INDEFINIDA¡
¡VIVAN LAS LUCHAS DE LOS PUEBLOS!
¡VIVA EL SUDUNT!
¡VIVA LA FENDUP!
¡VIVAN LOS QUE LUCHAN, PORQUE DE ELLOS SERA EL REINO DEL HONOR!
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