Gobierno pretende ignorar indignación por la entrega de Paita a consorcio con intereses chilenos.
En la luna de Paita
En Paita, late un corazón herido; en Paita, toma forma la indignación por la afrenta aprista contra el Gran Almirante Miguel Grau; en Paita, hay peruanos (portuarios, camioneros, transportistas, maestros, amas de casa, población en general) que resisten al entreguismo, concesión que le dicen; en Paita, está la demostración casi perfecta de que el presidente Alan García es un prochileno y que las leyes y las normas y los reglamentos no deben respetarse si Cayetana Aljovín y el ministro Enrique Cornejo tienen la consigna de que la concesión por 30 años del puerto debe favorecer a los empresarios de ese país.
En Paita, hace rato que algo huele mal, pésimo, aunque el premier Javier Velásquez diga que los que luchan por recuperar el puerto son aquellos que les gusta vivir en medio de la pobreza y cierra los ojos ante el hecho que desde el ingreso del consorcio de capitales chilenos al puerto, entrañable para Grau, clave para el Perú y para el comercio de Sudamérica con Asia, se ha convertido en el más caro para los peruanos y un botín formidable para los chilenos que no necesitan, como puede verse, guerras tradicionales para invadirnos.
Además, el premier desconoce o se hace que desconoce, que existen actividades económicas como los puertos, que no son sólo elementos del mercado. Cuidado, el caso Paita no es broma. El general José Antonio Graham, ex comandante general del Ejército, por ejemplo, dijo que entidades estratégicas para el país, como los puertos, no pueden ser privatizadas (concesión por 30 años, ¿qué es?).
Hasta el ex presidente neoliberal de Estados Unidos, George W. Bush tuvo que hablar de estrategia, como lo recordó César Lévano, cuando anuló la concesión de seis puertos de su país a una empresa de los Emiratos Árabes. No era tan estúpido. García no es tonto, es prochileno.
Los entendidos señalan que la entrega del puerto, burlando todo tipo de normas y jugando siempre bajo la mesa, causará más estragos a los intereses del país. La promesa, por ejemplo, de que los trabajadores peruanos no serán removidos de sus puestos ha sido olvidada y ahora los que se beneficiarán del puerto serán los que apoyan el entreguismo a los colores de LAN.
Si la concesión del puerto de Paita es tan favorable para el país, por qué el presidente Alan García, que no deja pasar una oportunidad para decir lo bueno que está haciendo en su segundo gobierno, no explica, claramente las ventajas de esta concesión al consorcio Terminales Portuarios Euroandinos, un consorcio con capitales portugueses que encubre intereses chilenos.
Paco Moreno
Editor de Política
Fuente: Diario la Primera
En Paita, hace rato que algo huele mal, pésimo, aunque el premier Javier Velásquez diga que los que luchan por recuperar el puerto son aquellos que les gusta vivir en medio de la pobreza y cierra los ojos ante el hecho que desde el ingreso del consorcio de capitales chilenos al puerto, entrañable para Grau, clave para el Perú y para el comercio de Sudamérica con Asia, se ha convertido en el más caro para los peruanos y un botín formidable para los chilenos que no necesitan, como puede verse, guerras tradicionales para invadirnos.
Además, el premier desconoce o se hace que desconoce, que existen actividades económicas como los puertos, que no son sólo elementos del mercado. Cuidado, el caso Paita no es broma. El general José Antonio Graham, ex comandante general del Ejército, por ejemplo, dijo que entidades estratégicas para el país, como los puertos, no pueden ser privatizadas (concesión por 30 años, ¿qué es?).
Hasta el ex presidente neoliberal de Estados Unidos, George W. Bush tuvo que hablar de estrategia, como lo recordó César Lévano, cuando anuló la concesión de seis puertos de su país a una empresa de los Emiratos Árabes. No era tan estúpido. García no es tonto, es prochileno.
Los entendidos señalan que la entrega del puerto, burlando todo tipo de normas y jugando siempre bajo la mesa, causará más estragos a los intereses del país. La promesa, por ejemplo, de que los trabajadores peruanos no serán removidos de sus puestos ha sido olvidada y ahora los que se beneficiarán del puerto serán los que apoyan el entreguismo a los colores de LAN.
Si la concesión del puerto de Paita es tan favorable para el país, por qué el presidente Alan García, que no deja pasar una oportunidad para decir lo bueno que está haciendo en su segundo gobierno, no explica, claramente las ventajas de esta concesión al consorcio Terminales Portuarios Euroandinos, un consorcio con capitales portugueses que encubre intereses chilenos.
Paco Moreno
Editor de Política
Fuente: Diario la Primera
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