jueves, 23 de diciembre de 2010

Los candidatos y el neoliberalismo

Candidatos presidenciales iguales en calaña y catadura moral.- Sin titubeo alguno, remilgos, ni cosa parecida (Escribe: Guillermo Olivera Díaz)

Guillermo Olivera Díaz, autor del presente artículo

1. Los señores Toledo, Kuczynski y Castañeda, así como las señoras Mercedes Aráoz y Keiko Fujimori, ésta al final, por hija del confeso y corrupto-encarcelado ladrón del fisco y autor mediato de asesinatos (Vargas Llosa se quedó corto), son especies de la misma calaña y catadura moral. Tal para cual; todos ellos encubrirían al redomado garitero García, sin rendición de cuentas.

Su código ético se lee vía su conducta desplegada en el tiempo de su función pública. Estuvieron en sendos gobiernos ejerciendo el poder y, por ende, nada nuevo traen, ni se vislumbra. Para los pobres, desempleados y ayunos de criterio, cuya extrema pobreza quedó adormilada durante su mandato por pitanzas, nada hay que esperar. La desesperanza sí.

Toledo ya ejerció con sumo placer personal la presidencia por cinco años, consumiendo whisky etiqueta azul que él no pagaba, yendo a la playa Punta Azul en avión presidencial –el que conocíamos como parrandero– y exportando a precio de regalo 4.4 trillones de pies cúbicos de gas que dejan suculentas “coimisiones” y sin tener asegurado el consumo interno; Kuczynski, saboreó semejante tipo de regodeo como su ministro: pagaba miles de millones de la deuda externa del país antes de su vencimiento porque el acreedor lo gratificaba con la millonada de dólares –de 30% a más sobre la deuda cancelada- que sabía compartir con quien lo hizo ministro. Castañeda, desde Essalud ya conoció de ilícitos “despidos arbitrarios” con indemnización no debida a su gente y como Alcalde reelecto sabe muy bien del arte pro-bolsillo de poner sobreprecio millonario a las obras, como El Metropolitano y también de pagar deudas del municipio por adelantado –caso Comunicore-.

La señora Mercedes Aráoz, no supo rechistar cuando estampaba su firma en las centenas de “decretos de urgencia” de Bipolar que evadían controles para la inversión pública millonaria y favorecían la corrupción en grande, sin beneficiar a la población; tampoco cuando el mismo jefe suyo en política torcida la sembró contra la ley y el estatuto aprista como candidata presidencial, con remedo de elecciones internas, ya que su viceministro subalterno, Víctor Raúl Díaz Chávez era a la vez “presidente” del tribunal electoral PAP. Finalmente, Keiko Fujimori Higuchi, de triste recordación, por ser indolente y carente de solidaridad con su madre mientras aherrojada por el poder palaciego del “chino”, y por “reprobar” con sordina a Vladimiro Montesinos mientras estiraba sus manitas para recibir agradecida del fisco peruano su costosa pensión mensual de estudios en el extranjero, tan igual como sus otros tres hermanos, también comechados y sanguijuelas de la ubre pública. Ahora, a destiempo, asevera sin pudor que reprobaba en silencio a su padre por lo bribón que era. ¿Recuerdan que cubrió su fuga de la presidencia, para renunciar por fax desde el extranjero?

2. Esta apretada semblanza de poder siniestro y reciente nos permite espetar que los cinco candidatos presidenciales parecieran ser de la misma camada; y en el corte ético-moral, una misma lechigada. Nocivos, por ende, para el sufrido y modesto pueblo peruano, que, paradójicamente, vota por ellos por incultura e ignorancia del sistema cuya estructura lo oprime y ciega.

Ojalá, este 2011 sea todo diferente, como lo fue con Susana Villarán después de la estridente tacha a Kouri que protagonicé con éxito, aunque ella ha defraudado, haciendo añicos el intento unitario de la heterogénea izquierda. Dinamitó su propio soporte técnico y político; por su enceguecido gambito rodaron cabezas. ¿Superará la valla del cinco por ciento?

Se trata de personajes que el establishment del sistema los prohíja; la prensa alquilada con el avisaje estatal y el convite los publicita y encumbra, en búsqueda de resultados electorales. Son engendros putativos de la encuesta que obedece a pagos siempre ocultos.

3. Los cinco abanderan la continuidad del todo, la corrupción incluida. Ninguno ha insinuado, menos realizado, una lucha contra ella en sus cargos del ayer. Han convivido silentes protagonizándola en el mismo cieno; será porque sus almas deben constituir un garito en tinieblas con entrañable y regodeante solipsismo, en beneficio propio y certero perjuicio de los más, los pobres, al sentir su infortunio como ajeno.

Los logros macroeconómicos, las archimillonarias reservas internacionales en miles de millones de dólares, la exportación que favorece al que exporta, la nula devaluación de la moneda, la pequeña inflación, no significan ni una modesta naranja más para el necesitado. Su pobreza sigue incólume. Los que ganan el sueldo mínimo mensual, los del servicio doméstico y toda la clase media a sueldo, jamás serán dueños de un departamento con el trabajo de toda su vida, mientras los ricos hipertrofian sus cuentas secretas en los paraísos fiscales; tampoco conocerían lo que es un vehículo nuevo. Su acceso a la prensa es cuando mueren producto de la violencia. Los canales de televisión se ceban con su desgracia, si acaso les tocó sucumbir debajo de una llanta de camión.

4. La estructura moral reinante, carcomida por el lucro personal, ínsita a grupos de presión siempre ignota y a sus intereses mercantilistas, es completamente ajena al bienestar de los desposeídos.

Las inmensas fortunas de los que viven a cuerpo de rey fueron hechas del saqueo del erario nacional desde nuestra independencia de España, siguiendo el terrible aguijón famoso de “hacer harina a los demás para amasar fortuna”.

5. El reseñado es el ser político e idiosincrasia de los cinco candidatos mentecatos: Toledo, Kuczynski, Castañeda, Aráoz y Keiko; ésta siempre al final, por su hipertrofia en la ruindad paternal. Lo que ya hicieron en el poder no merece ni la candidatura presente, menos el éxito electoral que los trueque en gobernantes, iguales en calaña y catadura moral. ¡Que la política no sea sinónimo de “juego sucio” nunca más!

Ojalá que la prensa que repudio no prosiga endiosando la violencia y el sexo pornográfico, disimulando la corrupción. Con el statu quo, “la sociedad tendría los delincuentes que se merece” (Alejandro Lacassagne), donde “todo el mundo sería culpable, menos el criminal”. ¡No querramos que no asalten a los bancos, si éstos se fundan para asaltar! Unos y otros por lo mismo. ¡Igual desventura con los cinco candidatos con anteojeras translúcidas, con presagio de desgracia para el pobre y el desempleado.

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