miércoles, 30 de diciembre de 2009

Sobre el programa "Sierra Exportadora"


Fuente: La Mula

Cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, muchos comentaron los beneficios que nos traería. Que nos da el acceso a un mercado que consume como si no hubiera un mañana, por ejemplo. No obstante, desde Hernando de Soto hasta Meche Aráoz (¿se acuerdan de ella? Era ministra de comercio…) insistieron en lo que llamaron TLC para adentro. La idea era que el TLC con Estados Unidos ciertamente nos abre muchas oportunidades, pero nada asegura que efectivamente las aprovechemos. Para eso hay que aplicar una serie de reformas.

Entonces se hizo más urgente acelerar la inversión en infraestructura que nos permita mover la mercadería más rápido, concesionar los puertos para que alguien los pueda modernizar, etc. Pero también implicaba que alguien tenía que ir al campo a convencer a gente de que había más oportunidades de progreso si cambiaban de producto y comenzaban a sembrar otra cosa. Esto también implicaba que alguien tenía que ir a enseñarles cómo hacer las cosas para pasar los estándares de calidad, lo que también quería decir que alguien tenía que ir a transferirles tecnología. En fin, tantas tareas pendientes que quedaban pendientes para un Estado que en serio se tragaba el rollo de que en el comercio exterior estaba la base del desarrollo del país.
Y de hecho un observador casual podría llegar a pensar que el gobierno se traga ese rollo. Pero cuando uno ve la payasada de Sierra Exportadora con la que se salieron, como que ya no queda tan claro. (No confundir con Sierra Productiva, la iniciativa privada que sí está teniendo buenos resultados).

Un típico problema con los programas públicos como éste es que una vez que es creado, comienza a meterse en donde no le corresponde. Por ejemplo, si se llama Sierra EX-POR-TA-DO-RA, ¿qué hacen promoviendo el consumo de panetones en los supermercados de Lima? Ok, los panetones son hechos con insumos típicamente andinos. Y ok, a través de esa promoción se crea trabajo y en fin. Pero entonces que le cambien de nombre y lo llamen por su nombre. Claro que en ese caso, se cruza con un montón de otros programas del Ministerio de Agricultura y del Ejecutivo en general que buscan eso mismo. Y caray, recién entonces me entero que el nombre es un mal chiste. Resulta que la norma que crea el programa dice que se busca “construir mercados nacionales” -que es una tarea, pues, nacional- y algo que tiene que ver con la exportación, que por el contexto en el que se incluye la palabra “exportación”, no me queda claro a qué nivel jerárquico se encuentra con respecto a la generación de mercado nacional. Pero como el nombre es Sierra EX-POR-TA-DO-RA, cualquiera diría que la exportación debería estar adelante, al comiencito.

Pero en fin, dejemos la semántica por un momento. Para opiniones más especializadas, dense una vuelta por el artículo de CEPES, en el que recopilan las principales críticas que le hacen al Programa Sierra EX-POR-TA-DO-RA en sus primeros 12 meses de funcionamiento. Tomen nota de que tanto ex-ministros de agricultura, como gente de Conveagro, expresan que se trata de una iniciativa hecha con desconocimiento de cómo funciona el agro en la sierra. La crítica de

Escobal -uno de los mejores investigadores de la economía agraria peruana actual, en mi opionión-, de GRADE, es que si lo que se quiere es sacar de la pobreza a los campesinos, se debería enfocar a transferir capacidad (que caray, qué casualidad, ¡es justo lo que hace Sierra Productiva!), no simplemente crearles artificialmente mercados que no se van a mantener en el tiempo.

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