jueves, 3 de diciembre de 2009

En el Monzón no hay “pishtacos”


Ni desaparecidos. Policias del lugar asegura que asesinato es un caso aislado. La noticia de la banda de “pishtacos” en el valle del Monzón sorprendió a la propia policía de la zona, a los pobladores y al comisionado por la paz.

María Elena Hidalgo.

Cuando el 19 de noviembre pasado el jefe de la Dirincri, el Gral PNP Eusebio Félix Murga, anunció en conferencia de prensa la captura de cuatro “pishtacos” que operaban en el distrito del Monzón y los señaló como responsables del asesinato de unos 60 campesinos a quienes les extraían la grasa para comercializarla, olvidó consultar a los efectivos del Frente Policial del Alto Huallaga si tenían información de la presencia de “pishtacos” en su jurisdicción o si existía siquiera un número de asesinatos o desapariciones similar a los que señalaba.

Para los oficiales de la División Policial del Alto Huallaga, quienes pidieron no revelar sus nombres para evitar problemas con sus superiores de Lima, la presencia de “pishtacos” en la zona del Monzón es un hecho no creíble y aseguran que el asesinato del agricultor Abel Matos Aranda es solo un caso aislado cuyo móvil aún falta esclarecer.

“A nosotros nos tomó por sorpresa la llegada de la policía de Lima porque no fuimos avisados y menos informados del caso que los traía por acá. Escuchar en la conferencia de prensa que en el Monzón operaba una banda organizada de “pishtacos” nos extrañó porque como policías sabemos que no es cierto. Este es un pueblo donde todo se sabe y así los pobladores no hagan la denuncia del asesinato o desaparición de sus familiares, igual nos enteramos”, explicó un agente de inteligencia de la región policial del Alto Huallaga.

Días atrás y ante los medios de comunicación locales, el propio jefe del Frente Policial del Alto Huallaga, el general PNP Luis Valencia Hirano, declaró que en su jurisdicción no hay denuncias de desaparecidos y menos en la proporción que el general Eusebio Félix Murga declaró.

El coronel PNP William Montenegro Vílchez, de la Región Huallaga, informó a La República que como acción a la denuncia policial en Lima se abriría una investigación para lograr ubicar las identidades de los desaparecidos: “Fue una sorpresa para el personal que trabaja acá porque no había comentarios ni temores al respecto, pero igual vamos a abrir una investigación y para eso hemos pedido información a la unidad especializada (en Huánuco) porque aquí solo hay denuncias de jóvenes y esposos que dejan sus casas por problemas familiares o sentimentales y que luego retornan, pero la familia no levanta la denuncia”.

El comisionado por la paz del Alto Huallaga, Víctor Raúl Ramírez, corroboró lo dicho por la policía del lugar: “Aquí hay casos de desaparecidos que en realidad son abandonos de hogar, donde el esposo deja la casa por pleitos y la esposa sienta la denuncia por desaparición cuando en realidad es un abandono, por eso he pedido a la policía que me haga llegar una cifra exacta y depurada de los desaparecidos, pero se me ha respondido que sacando los casos domésticos no hay otros que puedan ser encaminados al problema de los pishtacos”.

De acuerdo con información oficial de la Policía, en lo que va del año en el Monzón solo se han registrado dos asesinatos: el de Abel Matos Aranda, el campesino de 27 años que hasta ahora es la única víctima confirmada de los denominados “pishtacos”, y el de un hombre no identificado quien fue asesinado a balazos por Sendero Luminoso a inicios de año a la altura del Puente Rondos, en el ingreso al valle.

Para los agentes de la División Táctica Antidrogas del Alto Huallaga, la presencia de “pishtacos” en el valle cocalero no se podría explicar siquiera como un invento de los pobladores del Monzón para asociar al mito con una zona dedicada a la producción de hoja de coca y elaboración de droga y así crear temor y evitar el ingreso de gente extraña: “En el Alto Huallaga en general nunca se ha escuchado hablar de ‘pishtacos’, y si nos ponemos a barajar posibilidades del porqué de su repentina presencia en una zona donde el 90% de sus agricultores se dedican al narcotráfico y donde la policía ha vuelto a realizar operativos luego de 6 años, diría que ni aun así ellos necesitarían de los ‘pishtacos’ para infundir temor porque para eso tienen el apoyo de sendero y asesinos a sueldo”.

Las explicaciones de la Dirección de Criminalística

Con el fin de obtener su versión, La República intentó en reiteradas oportunidades comunicarse con el general Eusebio Félix Murga sin obtener ningún resultado.

En el transcurso de los días y ante la fragilidad de la denuncia, la Dirección de Criminalística aceptó que de las 60 muertes anunciadas el único asesinato real era el de Abel Matos Aranda. Las 59 víctimas restantes , afirmaron, serían campesinos procedentes del departamento de Pasco y de la sierra de Huánuco cuyas identidades se desconocen porque su desaparición no ha sido denunciada por sus familiares.

El Ministerio Público denunció ante el Poder Judicial a la organización, pero solo por el homicidio de Abel Matos Aranda. Fuente: Diario la Republica.

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