viernes, 2 de diciembre de 2011

Cajamarca nos enseña

02.DIC.2011

Por:  Jinre Guevara Díaz
Cajamarca nos enseña.
Siento que en el Perú de los últimos tiempos, si ha existido un gobierno con el cual se puede dialogar con verdadero interés  sobre  temas medio ambientales, ese gobierno es sin duda alguna el de Ollanta.
En otras circunstancias, este tema sencillamente no estaría en el centro del debate y de la opinión pública nacional, y mucho menos sería motivo de comentarios y opiniones en el seno mismo del CADE como lo es ahora; demás está decir,  que  la justa  lucha que ahora libran nuestros hermanos cajamarquinos sencillamente sería ninguneada o invisibilisada. Menos mal, hoy notamos que es distinto.
Sin embargo, y con mucho pesar, hay que reconocer también que para cambiar o eliminar  la recóndita y solapada “alma fascistoide”  que todavía habita en muchos personajes de nuestro país, falta mucho. Nuevamente, hemos escuchado estos días a autoridades y líderes de opinión deslizar claramente la idea de que “se debe meter bala a estos intransigentes campesinos que osan resquebrajar el orden legal del país”; hay que decir, que muchos de estos personajes se hacen llamar cristianos, católicos o sencillamente dicen creer en un dios y olvidan el mandato que dice: No Matarás.
Lo cierto es que Ollanta no está cayendo, como desearían muchos de sus adversarios políticos, en las garras del mediatismo. El presidente no les viene dando el gusto de salir a declarar cargosamente como lo hacía su antecesor. Entonces, alguna prensa y personajes se desesperan, no saben qué hacer, dejan notar su impotencia, pues  quieren noticas de escándalo y el presidente no les complace, pareciera que no sabrían vivir de otro modo, pues la farandulización de la política que tanto buscan y a la cual han estado acostumbrados desde las épocas del Fujimorismo inculto para vender noticia mediata, al menos con Ollanta presidente, no les viene funcionando.
Pero volvamos al tema, tras dieciocho años de minería por parte de una empresa como Yanacocha que muchas veces se ha mostrado prepotente e indudablemente contaminante, y que hay que decirlo, hasta ahora la tuvo fácil con los gobiernos de Fujimori, Toledo y García, hoy se encuentra con un Gobierno como el de Ollanta que decide resaltar que primero es el agua para la vida, luego la agricultura y después para otras actividades como la minería. El momento actual nos muestra un gobierno  que decide no disparar a matar contra nuestros hermanos de Cajamarca como reclaman algunos, so pretexto de que se ahuyentarán las inversiones.  Son muchos, de eso estoy seguro, que a estas alturas del conflicto ya hubieran deseado en el fondo de su corazoncito fascistoide que existieran varios muertos en Cajamarca, entonces sí,  comenzarían con su festín de críticas y con seguridad, hasta la vacancia del presidente solicitarían.
Para quienes hemos estado en Cajamarca, sabemos que los reclamos de nuestros hermanos cajamarquinos es justo, hemos visto los ríos contaminados por los relaves en las zonas aledañas a Bambamarca, Yaucán y otros logares donde ahora  las comunidades toman agua de pozos artificiales construidos por la mina –antes tomaban agua limpia y natural de sus riachuelos, caídas de agua y ríos limpios -, hoy existen ríos en donde las truchas ya no existen, tampoco las garzas, ni las paucullas y los sapos que en las noches cantaban a las orillas de los riachuelos, ya no existen más. Cajamarca vive actualmente con un severo racionamiento de agua en gran parte por culpa de la actividad minera; hasta hoy los pueblos de San Juan y Choropampa siguen esperando la tan ansiada justicia por el terrible derrame de mercurio ocasionado por los camiones de Yanacocha que ha ocasionado decenas de enfermos con consecuencias irreversibles así como el nacimiento de bebes con extrañas enfermedades por las secuelas de esta contaminación. Hoy Cajamarca tiene razón en desconfiar de la gran minería, y con toda nobleza y acto de responsabilidad humana defienden sus fuentes de agua, sus cabeceras de cuenca, sus hermosas lagunas, sí,  aquellos bellos “espejos del cielo” que los técnicos  de Yanacocha dicen que eliminarán para sacar el oro y para usarlas también como botaderos, o sea, como basureros para los desperdicios de la actividad extractiva del oro.
Hasta ahora, creemos que la propuesta  más sensata  que se ha lanzado consiste en la zonificación planificada de las áreas de nuestro país en donde se debe y puede realizar la explotación de recursos extractivos, ello es urgente y debe servir como guía para evitar conflictos en el futuro, consultando al pueblo, señalando los lugares en donde es posibles explotar responsablemente nuestros recursos, con respeto a la vida y al ecosistema. Sí, somos un país minero también, es cierto, sólo falta que seamos un país en verdad digno, justo, humano, y si los empresarios mineros y petroleros no han aprendido lo suficiente de esto, pues hay que enseñarles, nuestros pueblos y nuestras culturas son una fuente inagotables de aleccionamiento en ese sentido.
Nuestros recursos existen, están ahí, y si Yanacocha u otra empresa pretende deslizar amenazas que ya no invertirá sus miles de millones en nuestro país, con seguridad habrá otras transnacionales en el mundo  interesadas en este y muchos otros proyectos, y quien sabe esta vez, con las lecciones y debida responsabilidad que una empresa de gran nivel debe exhibir y  que nuestros pueblos esperan.
Ahora que la voz de Cajamarca se ha hecho escuchar y que nos ha enseñado en estos días lo que es la dignidad, la lucha por la vida y el respeto a nuestra pachamama, también considero que es el momento de sentarse a dialogar para defender las propuestas, creo que es el mejor momento para hacerlo.
Viva la lucha del pueblo de Cajamarca…!

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