Documental de ALFREDO TORERO Cuatro estaciones de un hombre total
FICHA TECNICA
Año de producción: 2011
Formato: Digital
Género: Documental Testimonial (biográfico-histórico)
Tiempo de Pantalla: 68 minutos
Idioma Original: Español
Guión: Pilar Roca
Director: Federico García
Producción :Pilar Roca
Lugares de Filmación : Lima y Huacho- Perú
TESTIMONIANTES::
Pablo Macera
Domingo Torero Fernandez de Córdova
Cesar Levano la Rosa
Isaac Humala Nuñez
Gustavo Solís Fonseca
Tany Valer Lopera
Ruth Shady Solís
Antonio Rengifo
Rosina Valcarcel Carnero
Rodrigo Montoya Rojas
Angélica Aranguren
Omar Meneses Valcarcel
Yolanda Sala
Eduardo Gonzalez Viaña
SINOPSIS
Relata parte de la vida y obra de Alfredo Torero , científico notable y defensor de los derechos humanos en el Perú.
Torero, exiliado en Holanda, consciente de la cercanía de su muerte, narra frente a la cámara, amateur, de su amigo Roberto Cedrés, las vicisitudes y sus luchas para transformar el mundo que le tocó vivir.
Se expone el mundo científico de Torero , críptico para los legos en linguística, y sus afanes políticos hasta el momento de su muerte, ocurrida en Europa.
La Estación llamada" La Primavera" nos sitúa ante un Alfredo Torero iniciando su periplo vital marcado por la impronta paterna, que lo aproxima al pasado milenario peruano a través del conocimiento de los monumentos arqueológicos, y a la situación política mundial reflejada por la lucha de los Republicanos Españoles. Conducen el relato dos testigos excepcionales, su hermano Domingo y un amigo de la familia, el historiador Pablo Macera, su coetáneo y paisano.
Domingo habla de la niñez, de los juegos infantiles, de los poemas y del primer amor . Recuerda la curiosidad e interés de Alfredo por escuchar el habla quechua y sus comentarios sobre los diferentes sonidos que emitían los quechuahablantes..
Pablo Macera relata el acercamiento de ambas familias desde tiempos lejanos , marcado por la actividad política de ambos progenitores. Para el historiador su amigo bebió las fuentes de la política desde muy niño y desde el colegio profesaba una fe aunque no está seguro si también una militancia.
La segunda estación "El verano", da cuenta de los estudios universitarios, el trabajo científico, la militancia política, el viaje a Francia y el apoyo que brindó a los movimientos de liberación nacional en el continente sudamericano.
Isaac Humala y Cesar Lévano refieren su militancia en el Partido Comunista Peruano y el propio Alfredo cuenta de sus estudios en La Sorbona, su arduo trabajo en France Press, sus consultas en las bibliotecas y sus estudios sobre linguística.
Pablo Macera relata la sabrosa anécdota que induce al linguista a cambiar sus estudios del Moche por el Pukina,
Alfredo, igual que Pablo, recuerdan a Guillermo Lobatón y los movimientos de Liberación nacional en América Latina, especialmente en el Perú.
En 1965, Alfredo presenta su tesis doctoral sobre el Pukina y retorna al Perú.
"El Otoño ". De vuelta al terruño se inicia como profesor en la Universidad Agraria de La Molina, Será encarcelado y luego expulsado acusado de agitador. Antonio Rengifo relata que Torero era respetado por los "presos comunes" , pues ellos pensaban que era un delincuente muy ranqueado debido a la cantidad de cortes que lucía a la altura del estómago,.
Desde una perspectiva de estudiantes universitarios Omar Meneses y Angélica Rodriguez Aranguren explican el accionar político y pedagógico de Alfredo dentro de la Universidad, de San Marcos en su calidad de catedrático, vicerrector y presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Rodrigo Montoya, en abierta oposición con el otrora estudiante Meneses, considera como años perdidos el paso de Torero por el vicerrectorado Sanmarquino.
El Dr. Gustavo Solís, al igual que la Dra. Ruth Shady, explican los descubrimientos de Alfredo, su importancia y sus métodos de investigación.
El Dr. Isaac Humala manifiesta su inconformidad con la ubicación del quechua en la Costa Central Peruana y la poeta Rosina Valcárcel pone de manifiesto las convicciones ideológicas y políticas de Alfredo, así como su amplio espíritu solidario y fraterno.
Finaliza la estación cuando Alfredo, luego de ser torturado por la Dircote, tal como relata Yolanda Sala, se ve obligado a solicitar asilo .
"El invierno", última estación, los testimoniantes a manera de despedida, narran los últimos episodios en la vida de Alfredo. Eduardo Gonzalez Viaña luego de comparar las análogas circunstancias que les tocó vivir a Cesar Vallejo y Alfredo Torero, solicita al gobierno un desagravio para el linguuista.
La película termina con la despedida de Torero..
Referencia
Piklar Roca
pilarroca@hotmail.es
51-1-996074210
51-1-4265052
Las decepciones son mayores cuando las esperanzas son más intensas.
A pesar de que la segunda vuelta obligaba a Ollanta Humala a la moderación y a la búsqueda de consensos, era obvio que quienes votaron por él conservaron la expectativa de que un gobierno suyo iba a traer algunos cambios cualitativos. De eso se trataba, precisamente, la pelea política y moral con Keiko Fujimori.
Esa esperanza de cambios ha terminado.
En un proceso semejante a la progeria, esa enfermedad que envejece a los niños a la velocidad del infortunio, Humala se ha resignado a gerentear el Perú.
El poder económico ha hecho con él lo que logró hacer con casi todos: ensillarlos, adobarlos, engullirlos. Al empresario salitrero Billinghurst no lo pudieron convertir en sirviente y por eso le dieron un golpe de Estado. Al general Velasco no lo pudieron asustar y por eso lo han convertido en el demonio temido al que hay que seguir aporreando desde sus medios de comunicación.
Todos los demás entraron al redil.
Humala acaba de hacerlo a paso redoblado.
La declaratoria del estado de emergencia cuando se estaba a punto de llegar a un acuerdo no sólo dejó mal parado a Salomón Lerner sino que fue un mensaje hacia el futuro: los acuerdos son peligrosos cuando uno no está dispuesto a cumplirlos, mejor es militarizar "las ciudades alzadas".
Cajamarca no es una villa levantisca. Cajamarca está harta de esa minería avariciosa que todo lo enmugra con sus ácidos, sus humos ponzoñosos, su dinástica mierda.
Cajamarca no está contra la minería que respeta y concede. Está en contra de ese antro aurífero, colonialmente prepotente, llamado Yanacocha.
Ahora Cajamarca es una ciudad tomada "por las fuerzas del orden".
¿De qué orden?
Del orden tal como lo entiende la derecha pre-Gutenberg peruana. Es decir, palo y bala si es necesario con tal de que nadie se oponga a nuestro destino de vendedores de rocas molidas. Y palo y bala para los que osen enfrentarse a 200 años de desprecio.
Humala es nuestro nuevo Zelig. Habla como Sánchez Cerro, actúa como Alan García, decide como lo hubiera hecho Luis Bedoya.
Ya ni siquiera disimula, lo cual, en efecto, es un mérito. Caída la máscara del reformador, apagadas las luces del centrista, Humala marcha a paso ligero a ser el albacea del modelo que aquí impuso una banda de delincuentes cuyo cabecilla tiene una sentencia de 25 años por delitos de lesa humanidad.
Que Humala se prepare para otros Cajamarcas. Si cree que va a intimidar actuando como un matón que ordena detener durante diez horas, sin mandato judicial alguno, a dirigentes que salían de una cita en el Congreso, se equivoca.
Si cree que invirtiendo 500 millones de soles en infraestructura (mientras congela, irregularmente, las finanzas del gobierno regional) va a comprar a Cajamarca, se equivoca dos veces.
Y si cree que los aplausos de la derecha y su plebe amaestrada suponen un veredicto popular, se equivoca tres veces.
Saldrá este fin de semana una encuesta que dirá su popularidad ha aumentado, señor Humala. No se la crea. Detrás de esas cifras está la verdad. La rabia polvorienta de los pueblos que se sienten fuera de toda inclusión política no la miden las encuestas, que a Fujimori también le sonreían.
No les crea, señor Humala, a los incondicionales que le dicen que usted ha recuperado la autoridad. Eso le decía El Comercio a Sánchez Cerro cuando mandaba bombardear Trujillo, y a Odría, cuando mandaba matar a Negreiros.
La historia del Perú está plagada de ovaciones siniestras venidas desde los palcos. Los éxitos "del orden" siempre serán provisorios cuando la meta no es hacer justicia sino durar, congraciarse con los inversionistas mineros, ser plausible para los de siempre.
Era justo borrar a Conga de la cartera de proyectos mineros. No sólo porque es incompatible con la agricultura y la conservación de recursos hídricos de la zona sino porque su Estudio de Impacto Ambiental era, como lo demostró el ex viceministro José de Echave, maliciosamente incompleto. Y porque, además, Conga es hija de Yanacocha, una empresa que ha hecho todo lo posible para que los cajamarquinos la odien y teman.
Ahora usted repite a Alan García con eso de que el suelo es privado pero el subsuelo es del Estado. Es argumento tan indigno, intelectualmente tan mísero, que debería avergonzar a quien lo esgrima.
Vayamos al absurdo: ¿y si mañana unos exploradores chinos o canadienses descubren, en las proximidades de Machu Picchu, un millón de toneladas de oro y varios trillones de metros cúbicos de gas? ¿Nos deshacemos de la zona de amortiguamiento de Machu Picchu? ¿Ponemos en peligro esa maravilla? No, ¿verdad?
Machu Picchu, al fin y al cabo, es el testimonio de una civilización que tuvo una relación amistosa con el medio ambiente. ¿Y por qué el pasado, por más majestuoso que sea, puede resultar más respetable que límpidos presentes de una región que vive hace siglos de producir cosas fragantes que se comen?
Para llegar al subsuelo hay que perforar los suelos, abatir las propiedades, cambiar los paisajes, matar aguas. Decirle a Cajamarca que el suelo es suyo pero el subsuelo es "nuestro", es decirle que el suelo no suyo y que está expuesto a la voracidad minera y a la complicidad del Estado con los poderes fácticos.
Somos una república unitaria, pero no somos una dictadura unitarista. Somos un país, no un cuartel. Y usted prometió (tengo las grabaciones respectivas) aguas y lagunas conservadas para Cajamarca, un nuevo país para los que han esperado tanto, cambios y reformas en los contratos de inversión que, tomando como base el interés público, así lo requirieran.
Presidente Humala: no crea que es usted muy original. Tiene usted una ascendencia histórica abundante, aquí y en América Latina.
Y a usted, que ahora profesa tan auténtica amistad por Chile, le contaré brevemente la historia de Gabriel González Videla, un probable clon suyo que gobernó a nuestro amable vecino del sur.
González Videla llegó al poder en Chile en 1946. Logró eso porque contó con el apoyo de un frente popular que incluía al poderoso Partido Comunista de Chile. Y obtuvo el respaldo de ese frente, que incluía al Partido Radical, porque prometió un Chile nuevo y más justo.
Pues bien, la presión de los conservadores, las amenazas de Washington (un diálogo con Truman fue decisivo), la falsedad o endeblez de sus convicciones empujaron a González Videla a reprimir salvajemente las huelgas de mineros que reclamaban mejores salarios y a quienes él, precisamente, había prometido nuevas perspectivas y trato más digno. De inmediato, dictó la famosa Ley de Defensa Permanente de la Democracia, declaró al Partido Comunista ilegal, censuró las publicaciones de izquierda y convocó a conservadores y liberales a integrar un gabinete que se llamó "de concentración nacional". Pablo Neruda, que en ese entonces era senador por el Partido Comunista, fue perseguido, vivió durante meses en la clandestinidad y, al final, penosamente, por tierra, pudo salir en secreto de Chile.
En su Canto General, Neruda escribió estas líneas bajo el título "González Videla":
"…En Chile no preguntan, los puños hacia el viento,
los ojos en las minas se dirigen a un punto,
a un vicioso traidor que con ellos lloraba,
cuando pidió sus votos para trepar al trono...
A mi pueblo arrancó su esperanza, sonriendo,
la vendió en las tinieblas a su mejor postor,
y en vez de casas frescas y libertad, lo hirieron,
lo apalearon en la garganta de la mina,
le dictaron salario detrás de una cureña,
mientras una tertulia gobernaba bailando
con dientes afilados de caimanes nocturnos".
En el Perú no tenemos, fatalmente, a un Neruda. Pero quizá hemos empezado a tener a un González Videla.
Alguien que pierde los ideales, un gobierno que abandona su esencia, un horizonte de bala y pragmatismo, la política hecha medición de PBI y aplauso de las agencias de calificación de riesgo, ¿qué son, qué galaxia de sentido forman? El fenómeno tiene un nombre: es la derrota de la inteligencia y el triunfo de la administración.
fuente: http://sutexvsjl.blogspot.com/