domingo, 2 de octubre de 2011

Gravamen minero

¿Y al final cuanto pagan?


Aporte de mineras se pagará trimestralmente y en soles desde octubre. No serán S/. 3,000 millones sino S/. 1,600, según especialistas.
Haciendo oídos sordos a los cuestionamientos de diferentes especialistas y de los propios gobiernos regionales que advertían que las iniciativas legales del Ejecutivo para crear un gravamen minero no permitirá que el Estado recaude los S/. 3,000 millones anuales proyectados (se estima se recaude aproximadamente S/. 1,600 millones) y que estos proyectos producirían un mayor conflicto social; el Ejecutivo publicó ayer –mediante Decreto Supremo Nº 173-2011-EF- el reglamento de ley que establece el marco legal del Gravamen Especial a la Minería (GEM) para las empresas con contrato de estabilidad tributaria.

Según el decreto supremo, el gravamen se aplicará sobre la utilidad operativa trimestral y la tasa efectiva se establecerá en función al margen operativo.

Uno de los puntos cuestionados de la ahora ley es que lo que aportan las mineras por concepto del gravamen serán deducibles del pago del impuesto a la renta que les corresponde. Así, en el artículo 9, se indica “que el monto efectivamente pagado por gravamen constituye gasto para efectos del impuesto a la renta. Dicho gasto será aplicado para el ejercicio en que se pague el gravamen”.

Es decir, por ejemplo, si en el trimestre octubre-diciembre, la minera Yanacocha aportó 20 millones de soles al total del gravamen minero, esos 20 millones los podrá descontar del pago del impuesto a la renta que le toque realizar en dicho periodo.

Sobre este punto de la ahora Ley, se centraron las críticas de diferentes organizaciones y especialistas. Así, expertos del Grupo Propuesta Ciudadana, estimaron el importe total del impuesto en poco más de S/. 1,500, la mitad del total de recaudación esperado para cumplir con los programas sociales anunciados por el gobierno desde la campaña electoral.

La violencia detiene el fútbol en Perú


"La muerte de mi hijo sólo tendrá valor si sirve para detener la violencia”.
Así habló el padre de Walter Oyarce, de 23 años, quien el sábado murió al ser atacado mientras presenciaba el clásico de fútbol de Perú, entre Alianza Lima y Universitario. El presidente Ollanta Humala ordenó el martes que los partidos de primera división se disputen sin público, mientras que la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional anunció el miércoles la suspensión de la jornada del fin de semana.

Pero, ¿se ataca así el problema?
"Salvajismo" Walter Oyarce, hincha de Alianza, concurrió el sábado a la zona de palcos –el área más segura donde supuestamente acceden los seguidores de nivel social alto– del estadio Monumental de Lima, donde Universitario oficia de local.
A falta de pocos minutos para terminar el encuentro, una serie de hinchas irrumpieron en los palcos y atacaron a Oyarce, que fue lanzado hacia la zona de las tribunas en una caída desde 10 metros de altura que le ocasionó la muerte mientras iba camino al hospital.
Perú quedó conmocionado.
"Este nivel de salvajismo, es de lo más grave que ha pasado dentro de un estadio", le dice a BBC Mundo Carlos Salas, editor de deportes del diario El Comercio de Lima.
El doctor en sociología Aldo Panfichi destaca el carácter de este hecho.
"No sólo se refiere a la violencia en el fútbol, es una ventana para mirar los antagonismos, las rivalidades violentas, los odios profundos que existen en la sociedad peruana", asegura el autor del libro "Ese gol sí existe. El Perú a través del fútbol".
"Se ha hablado de y se ha visto violencia en los sectores marginados del fútbol -agrega-, pero este hecho ocurre en personas adultas, ricas, blancos. Esto demuestra las fracturas en toda la sociedad. No podemos decir que la violencia es patrimonio de los pobres".
Pero la violencia en el fútbol peruano tampoco es nueva.
Las llamadas "barras", explica Salas, se comenzaron a fortalecer en los noventa, "empezaron a cobrar influencia y los dirigentes muchas veces los avalan".
En el pasado se ha instado a los clubes a adoptar medidas de seguridad en los estadios.
Y en teoría algunas se cumplen. El año pasado la Federación Peruana de Fútbol aseguró que los clubes habían logrado "empadronar" más del 80% de las barras.
En la práctica, en cambio, el descontrol persiste.
"Estos hechos se veían venir, se venían alimentando desde una institucionalidad deportiva desestructurada y desde sucesivos gobiernos sin voluntad política de meter mano en un deporte popular", le dice a BBC Mundo Panfichi.

Medidas

Las autoridades, asegura Salas, no van al fondo del asunto pues la "inédita" medida de jugar sin público debería venir precedida de otras acciones.
"En el fondo es un reconocimiento tácito a que no pueden con la violencia. Es el triunfo de los malos", agrega.
Sin embargo, Panfichi destaca que "si bien no es la solución, sí marca una diferencia porque reacciona y dice algo, cuando antes no se hacía nada. Habrá que ver qué pasa en los días siguientes".
El periodista considera que la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional (ADFP), renuente a aceptar jugar sin público, "hace muy poco por el tema y antes que en gestos piensa en la taquilla".
Restringir el ingreso de seguidores visitantes, control en zonas de palcos y leyes más estrictas que permitan controlar el ingreso a los estadios: por allí pasan algunas de las sugerencias que se realizan para comenzar a atacar el problema de la violencia.
Por lo pronto parlamentarios peruanos pidieron este jueves que se actualice y se apruebe una Ley de Espectáculos deportivos, que incluye medidas como instalar más cámaras de seguridad en los estadios y la prohibición del consumo de alcohol.
Pero por ahora Perú no tiene fútbol. Aún queda la duda si cuando vuelva a rodar el balón, habrá hinchas en las tribunas.
La gente del ambiente lanza una advertencia.
"Hay unos ocho partidos de alto riesgo al año –dice Salas–. En ellos, la Asociación no tiene cómo garantizarle al aficionado promedio que vaya que su vida no corre peligro".

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